Una poda mal realizada puede llegar a causar la muerte de una planta. En general, la poda se debe realizar en la época de receso vegetativo de la planta, siempre atento al clima y las temperaturas.
Un corte bien hecho favorece la adecuada distribución de las ramas, de modo de garantizar que la luz del sol llegue también al interior de la planta, crezca de manera armónica y florezca mejor.
Tanto las plantas como los árboles y arbustos necesitan de una poda regular para así reencauzar la energía y liberarse de las ramas, hojas y flores rotas, dañadas o secas. Pero hay que ser cuidadoso a la hora de podar las plantas pues una poda mal realizada puede terminar por dañar a la planta en cuestión.
Con la poda se controla el crecimiento, dándole la estructura necesaria para que sus ramas soporten el peso, da fuerza y vigor a la planta y mejora la floración y desarrollo.
Especialmente en los árboles frutales, donde el crecimiento excesivo afecta la producción de flores y luego frutos: la planta concentra sus energías en crecer y no en producir.
Las podas regulares despejan para que llegue al centro el aire y la luz mientras que las podas anuales de ramas de los árboles hace que las raíces se desarrollen mucho menos, además se deben eliminar partes dañadas o enfermas como así también las ramas secas.
No olvides eliminar las ramillas que desborden el volumen de la copa, los chupones y el crecimiento desordenado.
En general, la mejor época para la poda es finales de invierno porque: Se encuentran los árboles sin follaje y permite ver mejor las ramas. No se ve afectado el crecimiento porque no hay necesidad de producción de savia, como es cuando está en plena etapa de crecimiento (primavera, verano).
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